Hablemos de Leonora Carrintong
septiembre 04, 2020¿Quién era ella?
Leonora Carrintong, la artista que convirtió sus sueños y trayectos dolorosos en obras artísticas.
Fue una pintora de espíritu indomable además de ser escritora inglesa, nacida en 1917. El producto de su educación inglesa, el contacto con la mitología celta y los parámetros a los que fue sometida le hicieron romper toda rectitud, en la cual creo mundo imaginario de duendes, gigantes, gnomos y fantasmas.
Desde temprana edad empezó a experimentar la visión multidimensional en donde entró en contacto con su verdadero mundo natural, en donde solía tener encuentros con fantasmas, comenzaba a tener visiones y experiencias con espíritus; para otros era algo sobre natural, en donde se vio a la expulsión del Santo Sepulcro el cual era su actual centro de estudios y por las mismas razones se vio obligada a pasar por muchas escuelas las cuales detestaba por ser educación convencional.
En 1936 ingresó a la academia Ozenfant de arte en la ciudad de Londres. En el siguiente año conoció a quien la llevó a introducirse al mundo de el movimiento surrealista: el pintor alemán Max Ernest a quién volvió a encontrar en un viaje a París en donde escribieron una historia de amor, desafiando al padre de la pintora, quien le había prohibido relación por ser Ernest 26 años mayor. Pero su trayecto amoroso fue turbado por los nazis, en donde llevaron a Max Ernest a un campo de concentración con el argumento de que hacía arte subversivo. Partiendo de esto Carrintong huyó a España y ahí fue enviada a un psiquiátrico, el Hospital psiquiátrico de Santander, pues sufrió un colapso nervioso a causa de la detención de Ernest y la separación a la que se vio obligada. En este trayecto la valiente Carrintong pasó por mucha injusticia y deshumanidad; arrancaron su vestimenta, la ataron con correas y paso varios días y varias noches sobre sus propios excrementos, orina, sudor siendo torturada por picadoras de distintos animales en donde tuvo que ser tratada con terapias de shock
"El ser humano es un ser terrible que asesina y me da mucha tristeza pensar que yo soy de esta especie", dijo en una entrevista. Vivir de cerca un infierno nazi por el que se estaba pasando en ese tiempo la llevó a revolucionar en muchas causas, desatando la tauromaquia (el supuesto arte de matar a los torosa manos de un bailarín burlón vestido de trajes extravagantes).
El asfixio que vivió esta pintora durante tosa su vida la impulsó a refugiarse en el arte para poder sobrevivir. Ella siempre vio su espiritualidad como una identificación animal, en donde pasó su vida huyendo de un mundo que la hacía sentir pequeña e impotente; huyó de su familia, de los nazis, del hospital psiquiátrico, nanas y tutores y por lo tanto en sus obras artísticas se representaba a ella misma como un caballo blanco, como símbolo de libertad.
Leonora encontró así también amor al mundo, al rodearse de mentes brillantes inundadas en el surrealismo que la conectaron más a fondo con esta dimensión por la que sentía el llamado de su espíritu, encontró una vida pacífica refugiándose en el arte, dándole al mundo el regalo de belleza inmortal, demostrando ser un ícono de la mujer, sabiendo afrontar las adversidades que intentaron derribar su estadía efímera.
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Adieu Ammenotep, 1960 |
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